Cuando te das cuenta, llevas mucho tiempo persiguiendo al fantasma de lo que un día fue, sabiendo que ya no será más. Porque cuando algo se rompe y se marchita, nunca volverá a ser igual. El milagro de la primavera nunca llegará, y el olmo seco se quedará hendido por el rayo.
No me estoy despidiendo de ti, aún no, pero sí me despido de mis pensamientos hacia ti, de ese afán de buscarte en cada esquina, esperando que aparezcas. Me despido de los intentos interminables de buscar una constante, de intentar un último beso que, como si fuera magia, quizás te hiciera quedarte. Quién sabe, quizás coincidamos en otra vida de las muchas que nos quedan, pero en esta no te esperaré.
P.D.: La mujer de verde siempre serás tú.